20081201

El baile de los que sobran

(Siempre quise usar un título de Los Prisioneros)

(No, mentira.)

*ahem* Mucha gente se preguntará por qué, a pesar de la fecha, no le he dedicado un artículo a la Teletón. Hay muchas respuestas posibles, como que he estado ocupado estudiando, que he dedicado un poco de esfuerzo a escribir en mi otro blog, o que vivo en un país en donde la gente sí tiene un ápice de moral, o vergüenza. Empero, ninguna de estas respuestas serviría, pues estoy acá, escribiendo a pesar de todo. Un poco tarde, sí - ya se llegó a la meta y, durante el siguiente par de años, el circo vuelve a las rutas y se aleja de nuestras ciudades. Es mi deber entonces, hacer lo que todo joven valiente y defensor de lo que es Bueno y Noble debe hacer: Aprovechar, ahora que han dado la espalda, para escupirles en la nuca.

Ya en una nota más seria, la actual Teletón (chilena, se entiende) recaudó algo más de 16 mil millones de pesos (chilenos, nuevamente) - algo así como 27 millones de dólares, unos 12 millones de libras esterlinas, más o menos 20 millones de euros, o mucho, mucho, muchísimo más dinero del que podemos contar en como quiera que se llame ahora la moneda de Zimbabwe. Una cifra nada despreciable, sobre todo considerando que la gran mayoría proviene de gente pobre que, con suerte, reúne dinero para comer - aunque, para ser justos, la campaña de este año fue "salvada" por dos filántropos millonarios, que hicieron una "desinteresada" donación de aproximadamente un dieciseisavo de la suma total. Uno de los generosos filántropos tiene ambiciones presidenciales - ¿Pero quién soy yo para juzgar los motivos detrás de las acciones?

Esa no es una pregunta retórica. Estudio filosofía, y si para algo sirvo es para cuestionar las cosas. Cuestionar los motivos, con todo, es un poco malintencionado - incluso para un blog tan lleno de obscenidades como éste. Dedicaré este artículo, entonces, a criticar la Teletón (para variar) desde otro punto de vista, similar pero - Dios quiera - un poquito menos trillado.

Todos sabemos que Don Francisco es un mafioso que recorta no-se-qué porcentaje de lo recaudado (mucha plata), que los "famosos" se dan codazos - literalmente - por unos segundos en pantalla, y que es un negociado asqueroso por parte de las empresas, que chantajean a plena luz del día al público, obligándolos a comprarles las marcas que aportan (una cifra miserable, por demás) a la campaña en pro de "llegar a la meta". Muchos de estos alegatos son descartados por algunos, bajo el rótulo de que "es por una buena causa", bondad que no discutiré - yo he sido beneficiado por instituciones similares a la Teletón, claro que sin la ventaja de recaudar fondos - y reconocimiento - con campañas mediáticas. Le debo a Coaniquem (sin olvidar a un generoso grupo de doctores) mi mano derecha, y sería un necio y un malagradecido si quisiera disminuir la bondad de este acto - y estoy seguro que mucha gente que ha sido rehabilitada en centros Teletón puede decir lo mismo de éstos.

Y sin embargo, creo - y tengo motivos para creer - que la Teletón desvirtúa de tal manera el acto intrísecamente generoso que realiza, que ha dejado de ser - si alguna vez fue - una institución benéfica. Y, a continuación, pretendo probarlo.

Acordemos que existe un bien. Por dos motivos: Primero, por uno práctico - si no hay bien (ni mal), entonces este artículo (intrínsecamente ético) no tiene motivo de ser. Y segundo, porque ofreceré (de forma rápida, desordenada y un tanto falaz - estoy dispuesto a especificar, si hace falta) una suerte de prueba, que pueden o no rechazar: 
- Para cada acción, en un momento y lugar determinado, podemos confeccionar (al menos) una oración, o una proposición, que la describa. Si tomásemos una suerte de metaproposición, que considerase el contexto de tal modo que exista una única s.proposición para un único momento, lugar, sujeto y acción determinada, por el principio del tercero excluido (p ó ¬p), bien esa proposición describe una acción que es buena, bien no lo hace - o sea, describe una acción que no es buena (lo que no quiere decir que sea mala, necesariamente). Nótese que esta prueba no dice nada respecto a si podemos saber en qué consiste el bien, i.e. no otorga un criterio.

Acordemos, pues, que hay un Bien, que sirve de paradigma a todas las acciones (consideradas en su contexto, de nuevo) para calificarlas moralmente. Nótese que no he especificado que tal cosa sea el bien - sin embargo, me parece crucial que el bien no se contradiga a sí mismo. Una acción no puede ser buena y no buena, porque de ese modo cualquier acción es buena y no buena, no hay bien, y se nos va todo al carajo. Acordemos, además, que este Bien - indeterminado, hasta ahora - es causa de las acciones buenas (medio a la Platón, sí), lo que no quiere decir más que las acciones buenas son buenas porque se hacen por el bien en sí. En otras palabras, el bien es desinteresado. Puede considerarse arbitrario este parámetro que acabo de establecer, pero es bueno recordar cómo hemos construido este bien: a partir de todas las acciones posibles, considerando su contexto - lo que, desde luego, incluye la causa (final) de esta acción. Sí, le estoy robando a Kant.

Así pues, las acciones buenas deben realizarse porque son buenas o llevan al bien - más allá de que existan recompensas u otros factores necesarios para realizarlas. Me parece que pocos calificarían la acción de un doctor que salva vidas como "no buena", sencillamente porque le pagan - digo, el pobre hombre tiene que comer también, ¿No? Pero mucha más gente calificaría esa acción como menos noble, si el doctor salvase vidas porque así le pagan, pasando la "salvación" a un plano meramente incidental, accidental.

Misma cosa con la Teletón. No niego el valor moral que, en sí, tienen todas las acciones que realizan en pro de los minusválidos. Más aún, aquellos que realizan estas acciones porque desean de corazón el bienestar del minusválido están haciendo el bien. Pero esto no es lo que promueve la Teletón, señores - a no engañarse. Hay muchos motivos que movilizan a la gente que participa de aquella institución, antes que este Bien en sí: Dinero, fama, fortuna, incluso un sentimiento de unidad patriota que mueve a mucha gente a colocar dinero, pero que - le tengo noticias, señora - no es el bien. Usted no es buena, y no se va a ir al cielo porque no está colaborando con los minusválidos por colaborar con los minusválidos; lo hace por "llegar a una meta", por "ganar", en el mejor de los casos. Sólo la acción desinteresada, anónima, puede ser buena - ¿Y cómo puede ser algo que se transmite por maldita cadena nacional, de modo tal que es imposible de escaparle, anónima o desinteresada?

A no engañarse, gente. La Teletón no es - no puede ser - buena. Es un circo, tan sucio como el que más, que incidentalmente causa bien, sin que esto la redima. Y por eso, y con esto concluyo, ningún país o persona es mejor por haber donado a ella.

Buenas noches.

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