1.- Mi blog tiene, aproximadamente, unas 50 visitas por mes, lo que me coloca aproximadamente al nivel del blog de Goatse en cuanto a popularidad. Sin embargo, aquellos que han leído mi blog desde el comienzo recordarán este artículo. O quizás les parezca conocido por este otro artículo, que está de la ostia tío pero tiene coincidencias sospechosas con mi obra de arte. Por otro lado, no los culpo - mi genio ha de ser emulado.
2.- Algunos otros, quizás más nuevos, recordarán mi clarividencia al advertirles del "fenómeno" HSM (todavía siento la tentación de escribir BDSM) en este otro artículo. Claramente mis sabias palabras ha caído en oídos sordos, porque estamos ad portas del estreno, en la "pantalla grande" (¿Se han fijado qué pequeñas son las pantallas de los cines hoy? ¿Y lo grandes que son las TVs? Ya no tiene sentido hacer la diferencia de tamaño, francamente) de la tercera entrega de este atentado a la musicalidad. Sí, tres - hubo una segunda, sobre el verano o algo así, que me abstuve de comentar porque... francamente.
Ahora estoy lejos de mi secundaria, por lo que mi memoria tiende a fallarme un poco - pero sigo convencido, por los siguientes motivos, de que mi secundaria no era musical:
a.- Nunca estudié en un colegio tan fabulosamente gay. Sí, esto incluye mi paso por el Instituto Nacional. Y la verdad, tampoco me habría molestado sobremanera (siempre y cuando no se pusieran a bailar. Odio bailar), pero por "suerte" nací y crecí en un país de idiotas homofóbicos e inseguros que se aseguraban de ostracizar vigorosamente a todo aquel que manifestara sexualidades alternativas, como en toda otra escuela. ¿Ese mariposita con el sombrerito y las camisas floreadas? No hubiera sobrevivido ni cinco segundos. Por otro lado, si eso fue lo que me salvó de interminables coreografías ad lib, no puedo sino estar agradecido de haber nacido en una sociedad con una moral "correcta", que castigaba a todas esas expresiones retorcidas mientras hacían la vista gorda a estar criando una generación de mediocres ignorantes. Ups.
b.- Mis compañeros no tenían nombres únicos. ¿Qué clase de nombre es "Sharpay"? ¿Es como Jezzyka pero con ropa de dos mil dólares y un sombrerito sacado del guardarropas de Elton John? Seamos sinceros: La mayoría de mis compañeros era de clase media-alta, en donde esos nombres inventados no se usan (quiero pensar que porque son feos y antiestéticos, no porque hay que ponerle a la niña como la abuela). Una consecuencia de ello fue que, a lo largo de mi vida estudiantil, de unos 100 compañeros (no más de 40 de ellos, mujeres) que habré tenido, hubo 6 Danielas, por lo menos unas 3 Javieras, y varios otros nombres repetidos que me da flojera recordar.
c.- Nadie, y quiero decir absolutamente nadie, usaba sombreros. Quizás alguno no logró escapar a la policía de la fabulosidad lo suficiente como para una boina, ¿Pero qué clase de frutita usa un sombrero celeste o cualquier otro color pastel? De nuevo, no es que tenga algún problema con ello - los sombreros son de las pocas cosas que no me importan en lo absoluto - pero reto a cualquier joven a usar un sombrero así un día entero y no perderlo a manos de compañeros homofóbicos, inspectores celosos y con poco criterio, o la policía del bueno gusto.
d.- Nadie bailaba. Y si alguien lo hacía era para ganar puntos con los profesores. Nadie cantaba, tampoco, a menos que fuera black metal o alguna canción de protesta.
e.- Nuestra "estrella deportiva" no era ni lindo, ni tenía éxito con las mujeres. De hecho, creo que fue la persona que menos experiencia sexual tenía al finalizar la escuela - y teniéndome como compañero, eso es todo un logro. Hm. Quizás debí haberle prestado algún sombrerito ridículo alguna vez...
f.- (exceptuando nuestro virginal delantero estrella) todos teníamos alguna clase de... eh... "pecadillos". Incluso yo estaba saliendo con alguien, un poco y renuente, pero saliendo al fin y al cabo, al terminar nuestro año. Y con "saliendo" no quiero decir, como se ve en HSM, "cantando canciones melosas a la luz de las estrellas" como... eh... mejor me callo.
Así pues, sólo me resta plagiar una idea que saqué de otra página, comentando el triste futuro que le espera a las generaciones de pre-adolescentes que llegarán a la secundaria/educación media con sombreros rosas y nombres extraños, para recibir tal nivel de represión que se ofenderán cuando un hombre se afeite las axilas. Qué pena, gente...
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