20080404

A mis contertulios

Santa María de los Buenos Aires, cuatro de Abril del año dos mil i siete de nuestro Señor.

Á qien qiera leer:

Á pesar de allarme fuera de mi amada Patria, me es menester comentar sobre los últimos sucesos concernientes á la proibición de entrega de la Píldora del Día Después. Me parece qe a de ser sumamente placentera, á aqellos qe observan la moral cristiana i las buenas costumbres, la defensa de la Vida ante el avance arrollador del progreso i la ciencia. ¡Si tan sólo ace ciento-cinqenta años se pretendió compararnos á las bestias primales! Afortunadamente, contamos con el escelentísimo apoyo de los señores del Tribunal Constitucional, quienes an impuesto la razón por sobre... e... an prevenido un crimen de lesa umanidad.

Con todo, me parece qe tan magnánimo esfuerzo se a qedado corto. En efecto, ai qienes, impulsados por algún deseo irrefrenable de goce, se empeñan en la promiscuidad i ofenden el sacrificio i la decencia de las clases más ilustres de la sociedad - sin mencionar, claro está, la ofensa divina en que incurren, dejándose arrastrar por la lujuria. ¡Qué orror, cuando vemos a esta gente despojarse de sus valores, de su decencia i castidad! ¿I el valor del trabajo, me pregunto? ¿Qién va á trabajar los campos, qién va á minar el salitre, qién va á defender á la Patria de las amenazas del esterior? La cosecha no se va á recojer sola, mientras estos negritos... bueno... ya saben. Ai que recojer la cosecha, no otras cosas. Algunos an tenido incluso la caradura de enviarme qejas procedentes de estas jentes. Que trabajan mucho, que merecen un momento de descanso. ¿Dieciséis oras al día es mucho? ¡Pardiez, qé canallas! ¡Sinvergüenzas! Este país está descendiendo en una espiral de barbarismo, i es por ello que aplaudo estas medidas en pro de la mantención de las buenas costumbres.

Sin embargo, como decía, falta mucho por acer. Nos estamos alejando á pasos peligrosos de los dictámenes de la Santísima Iglesia - ¡Si ya asta permitimos la separación de ésta de nuestro Estado! Hacen falta una serie de medidas para transformar a nuestra larga y angosta faja en un largo y angosto cinturón de castidad y santidad:

- Proibir el divorcio, nicho de perversión.
- Penalizar el aborto de maneras más duras i efectivas. Es necesario relegalizar la pena de muerte, para aquellos que atentan contra la vida del que está por nacer.
- Instaurar la enseñanza obligatoria de las Sagradas Escrituras, para moralizar á nuestra sociedad decayente.
- Retornar a la observancia del día del Señor. El domingo no se debe trabajar, más que para cosechar la siembra ó en las casas de buen vivir, para permitir el justo descanso de los señores.

Espero que estas pocas medidas iluminen el camino, ya cada vez más alejados de la oscuridad, de los señores legisladores. Que se dediquen a combatir la inmoralidad, en vez de sandeces como que se permita la venta de la píldora. ¡El progreso es un mal que a de ser estirpado de raíz!

Muchas gracias por vuestro tiempo.

2 comentarios:

  1. Comentaría... pero no soy digna (es q soy mujer, viteh?)La santa madre iglesia y el tribunal constitucional han sido claros: no estoy aquí para opinar, sino para reproducir a la especie... Menos mal que engendré hombres, si no, merecería la hoguera!!

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  2. preferí leer el post antiguo, me resulta fatídico verte escribir con tanta falta de ortografía, a menos que cláro le falten letras al teclado, y por locual (siendo tú) no hubiese escrito).

    el comentario inútil era que le hicieras un favor a la genética y te lanzaras a un río.

    Pero mejor sigue escribiendo, cada vez que leo esto me rio de algo, excepto con tu "pshyco" post de la publicidad...

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