20080321

Reglas del conviviente

Como todos mis lectores sabrán, hay ciertas normas que se han de respetar cuando uno convive con otra gente - reglas que, por supuesto, varían de persona en persona y de cultura en cultura. Reglas que están allí para amargarle la vida a la gente, por lo demás - de otro modo, no serían reglas.
Por suerte, hoy no hablaré de ello sino de todo lo contrario. Porque hay cosas que me encanta ver en aquellas personas con las que convivo, y por 'encanta', por supuesto, quiero decir 'dan ganas de asesinar'. Personas de espíritu libre, que no se dejan llevar por sandeces como 'sentido común' y 'tolerancia' sino que permiten el florecimiento de todos los sentimientos (en particular, los más homicidas) y ejercen su voluntad sin miramientos. A esta gente, mi homenaje: he aquí las reglas que estas personas siguen en su conducta diaria, en la interacción con mi persona.

- Canta. Mal. En la mañana: Nada dice "soy un idiota" como defenestrar la obra de artistas de la talla de Fito Páez con notas lo suficientemente exactas como para recordar la canción, más inexactas después de todo, y el siempre exquisito agregado de la indiferencia, como de "no me importa destruir cualquier pretensión de buen gusto porque estoy demasiado ocupado estudiando/escribiendo/haciendo un recuento de mis manías como para escuchar mi propia voz". Todo el mundo gira en torno a ti, así que debieran tolerar semejante falta de talento sin chistar. Total, si el mundo tolera a Maná...

- Mi dinero, mi comida: No es que tenga un problema en compartir; todo lo contrario. Me parece muy bien que de vez en cuando uno de nosotros decida invitar al resto a comer, y mejor aún armar colectas para comprar buena comida.

Pero claro, buena comida. Sólo los idiotas aprueban un helado cítrico, con chocolate. O cualquier cosa cítrica y chocolate. Los tarados que compran esa porquería de chocolate relleno que venden a veces con naranja o limón son los mismos que conducen a 70 km/h en la pista izquierda de una autopista, pagan con cheques o votan a alguien que insiste en poner más policías en vez de, no sé, alguna medida que no hubiera demostrado a lo largo de veinte años que no funciona. Ni hablar del sambayón: si quisiera un helado con gusto a leche mal fermentada y pedacitos de humus, probablemente dejaría esta tribuna y le haría un favor a la humanidad y a la genética, lanzándome al río.

No es que tenga un problema con las elecciones en los helados de gente con la que no comparto un espacio. O incluso con aquellos con quienes comparto espacios en los que no se vierte crema helada de vez en cuando - digo, alguien tiene que comerse la 'sorpresa de lima-limón', el 'sambayón reetiquetado' y esos gustos. Bah, incluso si se apegaran a sus elecciones podría ser indiferente a esto y vivir con mi vida. Pero las almas libres y vividoras, una vez que caen en cuenta de los errores en su elección (errores obvios al genio), deciden probar, asaltar y devorar la opción correcta. Porque todos sabemos que es mi culpa que las resonancias de 'Labios Compartidos' hayan necrotizado sus regiones cerebrales que procesan el buen gusto o la capacidad de comer sin intoxicarse, y que es justo que pague con mi porción de helado, pizza, o bilis.

Por lo demás, lo único que me 'agrada' más que que se coman mi porción, es que dejen de lado la suya (que compraron con mi dinero, además). La próxima vez que quieran comer algo sano y nutritivo, aquí un pequeño consejo libre de recargo: No vayan a Ugi's.

- Escuchar mala música: Duh.

- No saber perder una discución: Todos sabemos que los verdaderos ganadores, por definición, jamás pierden. Es la realidad la que se equivoca, por supuesto - de otro modo, no serían ganadores. Así que el modo correcto de afrontar el momento en una discución en que se demuestra que es la otra postura la más aceptable, razonable o verosímil, es por supuesto armar escándalo. Digo, por algo es que los niños de 4 años gobiernan el mundo - ¿Para qué molestarse con argumentos, oraciones o sentido común si se puede recurrir a la inmadurez y a la exageración? Esto es particularmente cierto en las discuciones filosóficas: Todos sabemos que en la filosofía existe una verdad, y que es la tuya, y que el mejor modo de demostrarlo, una vez que enojarse y hacer drama no funciona, es encerrarse en la pieza con un portazo y llorar "en silencio", para que "nadie se entere" y así traerlo a colación días después.

Tengo que agregar que este modo de resolver conflictos es particularmente adecuado si nunca existió un conflicto.

- No saber perder, punto: Porque un juego de computadora es el mejor método de demostrar quienes merecen vivir o morir.

- Tratar de armar parejitas entre cohabitantes: No existe ningún motivo por el cual la gente no se vaya al mismo lugar tras (o antes de) una primera cita - si no lo hacen, es claramente porque son perdedores y están destinados a ser gobernados por aquellos con la suficiente astucia como para hacer pataletas - por ningún motivo se inmiscuyen entre estas razones el sentido común, o no ser personajes lascivos que a la menor provocación intentan sobrepopular la Tierra.

Aún así, en la mente del hombre libre, está invariablemente la idea de que las personas no son capaces de comunicarse por sí mismas. Si dos personas conviven en un lugar amigablemente y no están copulando como conejos, la única respuesta posible es que no se atreven a hablarse porque se sienten intimidados ante la magnificencia y la 'buena onda' de su anfitrión - por ningún motivo se trata de alguna clase de falta de atracción, ese concepto no existe.

- Imaginar que la buena voluntad basta para contrarrestar una fobia de toda la vida: La gente no va a terapias para solucionar sus fobias, no combate años contra ellas. El modo más efectivo de combatir un miedo de estirar los brazos, sonreir, e invitar a aquél que tiene miedo a vencerlo completamente in situ. Digo, después de todo, ¿Qué es el miedo a la altura, sino el miedo a volar? Y hay que volar, por supuesto.

- Exigir cosas importantes para satisfacer manías propias: Todo el mundo sabe que el mundo gira alrededor tuyo. Por lo tanto, todo el mundo debiera hacer cosas como salir de la casa (por la cual están pagando casi tanto como tú) y largarse, así llueva, truene, o estén cayendo meteoritos, porque es necesario para las buenas vibras que no hayan seres humanos en las inmediaciones de la ciudad (y porque el lugar está a tu nombre y si no lo hacen... bueno, no hay tal cosa como 'no hacerlo', francamente). Y tiene que hacerlo, por supuesto, con el mejor de los rostros - es su culpa existir y ser como son, ocupar tanto aire y tanta presencia. ¿De quién más va a ser?

- Cobrar a los inquilinos: Porque tu edulcorada presencia vale su peso en oro. Además, debiéramos agradecer este techo que nos cubre siempre (excepto cuando hay tormentas y trombas marinas) y el buen humor que hay en la casa hasta tu llegada.

- Dejar de hablar a aquellos que no sigan estas reglas: Porque nada dice 'soy maduro' como la ley del silencio. Y una mala cara en todo momento es el mejor modo de resolver conflictos.

Aquí lo tienen, pues. No es tan difícil ser una persona civilizada, ¿no? sólo hay que seguir estos consejos e ignorar cualquier manifestación de pensamiento disidente, o armar drama y exigir la compasión de los otros. Dos mil quinientos años de razón han sido y son un error, cuando se puede ser una bruja desquiciada y obtener mejores réditos. Espero que esto haya sido un servicio que ayude a los lectores de este humilde blog, y espero que sepan disculpar mis defectos, como respetar a otros y una inclinación al diálogo, que me impiden seguir estas normas de modo adecuado.

Saludos.

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