Cuál no sería mi "sorpresa", al descubrir que fratire está compuesto de satire y fraternity (una institución gringa… bah, qué flojera), unidos en una monstruosidad del lenguaje llamada Portmanteau.
Por demás que el término, como todos los neologismos que inventan idiotas con demasiado tiempo libre y trastornos obsesivo-compulsivos clasificadores, es un absurdo del tamaño de un buque. Pero lo que me molesta no es tanto la manía por reagrupar artistas de manera competamente arbitraria y desajustada con respecto a la realidad - que sí me molesta -, sino esta manía que de un tiempo a parte se viene dando, de "crear" palabras nuevas pegoteando sin ton ni son otras cosas.
No sé en qué momento comenzó a molestarme, la verdad; pero creo que fue en el momento en que me di cuenta que todas estas palabras estaban siendo inventadas por un otrora screenager, ahora transformado en alguna de esas profesiones asquerosas como publicista, vociferando en spanglish a su nueva secretaria, intentase buscar nuevas formas de advertenimiento para publicitar su empresa de treknología, habiendo descartado un nuevo slogo y decidiendo que un backrónimo era demasiado rebuscado, decidiese finalmente spanimar todas las direcciones que pudiese snarfear desde su podcast, enfocándose en su trabajo para distraerse de su vechtscheiding, causado por su conducta adultolescente, y poniéndose como meta marcharse a snubear posilutivalmente.
Hablando en serio, cada vez que escucho una de estas palabras siento unas ganas irresistibles de saltar a una pileta llena de ácido sulfúrico y derretirme antes que seguir escuchando más bobadas. Ya es lo suficientemente irritante que la gente empiece a agregar palabras de otros idiomas, de manera totalmente forzada - pero puedo vivir con ello. Pero empezar a crear ex nihilo palabras al pedo, por el gusto de crear palabras, y creerse cool o algo así por ello es lo que me irrita. Porque el 90% de estas palabras vienen de periodistas mal pagados, o de publicistas incapaces de la menor originalidad, o de agencias o alguna idiotez de esa calaña, para referirse a elementos que ya tienen nombre. ¿Cuál es la puta idea de decir que algo es "posilutivamente" bueno? ¿Para qué hablar de Franglés, y no de un Creole inglés-francés?
He aquí lo que sucede: la gente es tonta. Y como es incapaz de comprender palabras como creole, u oraciones de más de tres elementos, siente la necesidad de pegotear como monitos vocablos que no tienen nada que ver, y crear un elemento apenas inteligible en un intento, por lo demás futil e irritante, de destacar por sobre una marea de mediocridad su idea, por demás mediocre y poco digna de ser rescatada. Porque ese es el tema: no se preocupan en mejorar, en hacer las cosas bien. ¿Para qué? Si puedo ponerle un nombre catchy a mi nuevo producto/idea/género y todos van a pegotearse, cual sabandijas, a mi idea.
Maddox no escribe "frátira" ni ninguna de sus palabras imbéciles. Escribe sátira, y lo hace muy bien. No me interesan sus términos de cotillé, fabricados para marketear libros de tercera y productos de quinta. Es más, me causan repulsión. Cada vez que escucho uno de estos portmanteaus siento que Hitler tenía más y más razón en querer perjudicar a la humanidad, y en querer exterminar a los retardados mentales que, lamentablemente, hoy han logrado ascender a los escalafones más bajos del sistema consumista para fracasar, no sin espectacularidad, en sus intentos por demostrar un ápice de talento u originalidad.
Tarados.
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