20090118

Publicidad, el regreso

Hoy no escribiré otro artículo de varias páginas. Por dos motivos: primero, nadie los lee; y segundo, tengo en espera preparar un estudio, acerca de otro tema, que publicaré en algún momento de la próxima semana. Pero quisiera retornar al tema de la publicidad, y mencionar en particular el tema de la publicidad por métodos telefónicos. Publicidad no solicitada, si se quiere; así podemos tocar el SPAM.

El SPAM no me importa. Todo lo contrario. O, incluso, me alegra, porque mis amigos y contactos son unos ingratos que ni siquiera se dignan mandarme algún mensajito de buena onda de vez en cuando. Debe ser porque cada vez que lo hacían los insultaba y les pedía que dejaran de hacerlo; lamento mucho, de todos modos, que hayan entendido que tenían que dejar de mandar mensajes, preferentemente positivos en vez de lo que quería decir: que dejasen de mandar cadenas lateras.

Listo, teléfonos: me hice con un chip de un teléfono de Chile, país en el que tengo la desgracia de alojarme en estos momentos. De modo que, tengo celular en Chile, que me sirve mucho para llamar a mi madre, mandarle mensajes a mi madre, y contestarle a mi madre. Podría usarlo para contactar a mis amigos, pero - como escribí en el otro blog - no llamo sin antes avisar, de serme posible evitarlo, porque sospecho que las llamadas son algo demasiado intrusivo.

Cómo quisiera que los publicistas pensasen como yo. Verán, desde que tengo el teléfono me llega MUCHA publicidad de Movistar. En Argentina, Movistar sólo me mandaba mensajes para indicarme que mis otros mensajes habían llegado a destino - ahora, en cambio, Movistar también me confirma que el mensaje ha llegado a destino, pero además agrega que puedo recargar el celular de muchos y muy convenientes modos que poco me interesan. Hasta ahí, todo bien - son 80 letras que se desperdiciarían de cualquier modo. Pero luego, eligen mandarme mensajes, a cualquier hora, con el mismo recordatorio de que puedo recargar etc. (nótese que no es que me haga falta saldo), por lo menos dos veces por semana. Señores, lo que hacen es Spam, y se aprovechan - con mucha injusticia - de que no puedo filtrar los mensajes perniciosos de mi teléfono de la misma manera en que puedo hacerlo con la computadora. No sólo eso: como ya dije, el Spam no me importa. Sí, es mail que no pedí - ¿Pero qué diablos? No estoy trabajando. Tengo tiempo de borrarlos. Es más: tengo tiempo hasta de leerlos, de reírme un poco, o de verificar que nada haya caído por accidente en la casilla de spam. Luego los borro. Sé que el spam es horrible, y que no considera a quien le llega - pero comparado con sobresaltarse cada vez que Movistar quiere recordarme las "convenientes" maneras en que puedo recargar mi celular, creo que deberíamos darle el Nobel de la Paz a los spammers. Sería mucho más conveniente, particularmente para Movistar, que no me recordasen cada tres días el motivo por el cual detesto tan profundamente los celulares.

Con todo, es tolerable, hasta cierto punto. Estoy de vacaciones, mis amigos me ignoran y, entonces, ocupar dos minutos en leer un mensaje idiota sirve como pasatiempo. Mucho peor, más peligroso y de mala persona es lo que ha decidido hacer Entel para ganar clientes: estafar a la gente, prácticamente, forzándola a firmar contratos sin su consentimiento.

El modus operandi es el siguiente: llama un telemarketer, al que el 90% de la gente le cuelga en la oreja. A mí me parece sumamente descortés eso; es un tipo que está ganándose el pan. Así que, interactúo con él. Comienza a contarme de una promoción, como normalmente hacen todos los telemarketers, con lujo de detalles - y yo, de buena persona, escucho. Sé que no lo voy a querer, al menos no a priori, pero supongo que finalmente le diré que no gracias, me agradecerá por el tiempo, y me recordará de nuevo las agradables ventajas... etc. Pues no: a medida que el tipo habla, va haciéndole a uno preguntas, cada vez más personales. Parte con el nombre, pide el RUT (para verificar la edad... ??), y termina consultando si uno es dueño de la línea. Cosas que, escritas así suenan sospechosas pero que, en el ámbito de una conversación, pueden pasar relativamente inadvertidas. Porque claro, le cuentan a uno sobre los beneficios de elegir X números para que, por un módico cargo fijo, llamen gratis a casa - y suena como una promoción que uno tomaría. Pero comienzan a preguntarle a uno números que elija para el servicio, sin antes preguntarle a uno si efectivamente quiere el servicio. Es verdad, yo me manifiesto de formas un tanto ambiguas... pero a mi madre le pasó igual. Y, de seguro, si pregunto, encontraré bastantes experiencias similares.
Termino el relato: la señorita me repite todas las preguntas, esta vez, para grabarlo para "atención al cliente" (y uno contesta, pensando que ella busca sólo que se verifique la calidad de su trabajo - el que, uno supone, es meramente informar. Como hace la mayoría de los telemarketers), sin mencionar jamás que existe un costo, un cargo fijo (sí, soy pésimo para contar historias. No me lo mencionó hasta el final). Y, finalmente, la última pregunta menciona este cargo fijo, oh sorpresa, cuando uno está a un "sí" de pagar una cantidad de dinero por un servicio que no podría importarle menos.

Así que, varias cosas. Primero, el telemarketing es horrible y deseo que todos los que recurren a él para vender sus asquerosos productos ardan en el infierno. Porque es intrusivo, porque es molesto, porque es desconsiderado y objetificador. Pero aún así no justifica colgarle a un tipo en la oreja. Lo que sí lo justifica es que intenten engatuzarlo a uno, firmando contratos contra su voluntad, aprovechando vacíos legales en una legislación tan pobre y corrupta como la chilena, y aprovechándose - lo que es más terrible - de la educación, o de la confianza, de la gente. Por eso, y por despertarme a las 9 de la mañana, hoy le colgué a otro telemarketer que pretendía lo mismo. Púdranse.

Conclusión: No queremos publicidad. Pero cuando nos toma por los huevos, es peor aún. Yo dejaré de usar productos Entel, dentro de lo que pueda - y espero que alguien más haya adoptado esta resolución. Y espero que las grandes compañías aprendan a mantenerse en el lugar que les corresponde (lejos de la vida privada de uno), o morir. Sé que no va a ser así y que estamos fritos, pero nada se pierde con esperar. ¿No?

1 comentario:

  1. ... y a propósito de llamadas invasivas... las de candidatos en tiempos ede elecciones (grabaciones del candidato, obviamente). Y otras con grabaciones de próceres de la farándula invitándote a participar en concursos y comprar ciertos productos ¡patéticos!

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