20081218

Estamos fritos, muchachos.

No sé si mis lectores recuerden, de hace unos años, a un científico coreano que anunció, con bombos y platillos, que había logrado obtener células madre a partir de embriones clonados. Bah, sí sé, porque a algunos de ustedes les pregunté por MSN y obtuve, sorprendentemente, respuestas positivas - normalmente soy yo el que recuerda datos freak, inconexos con cualquier interés que alguien pudiese tener. De cualquier modo, para aquellos que no lo recuerden... resultó ser un fiasco. El tipo, aunque hizo un experimento, fabricó los resultados y, tras el análisis posterior que realizaron instituciones más prestigiosas, se descubrió que era un fraude. El señor éste tuvo que disculparse, lo acusaron de fraude, y ahora creo que sólo da clases en alguna universidad perdida en la península coreana (en la parte buena de la península coreana; pobre de él, si se hallase perdido en la otra. Aunque no creo que lo hubiesen tomado muy en serio si viniese de allí, la verdad. No creo que hubiera podido salir.)

Lo que no se divulgó, por algún extraño motivo, es que estos experimentos de este científico  lograron algo, no menos importante: Hwang Woo-Suk sería el primer científico que, accidentalmente, obtiene la partenogénesis en humanos, uniéndose además a la larga lista de científicos que lograron cosas distintas a la que se proponían. Excepto por la parte en donde no aporta demasiado de hecho, porque ya se logró realizar el experimento de manera voluntaria e independiente - pero en fin, es una victoria moral para un pobre diablo.

¿Y por qué reporto este hecho, significante sin duda, pero que poco tiene que ver con el contenido de mi blog? Primero, porque no tengo ideas frescas para postear. Y segundo, por las implicaciones de esto. Primero, sí, se pueden obtener células madre también a partir de estos embriones, lo que beneficiaría mucho a las mujeres - sólo mujeres, lamentablemente - que sufren enfermedades degenerativas. Y segundo, y quizás esto es lo más importante, porque alimenta las esperanzas de feministas radicales alrededor del mundo, de crear finalmente una sociedad libre del macho opresor. También porque, como nadie reportó esta noticia (no, al menos, con el estruendo del anuncio original), tienen motivos para alegar que la opresión patriarcal se ha manifestado una vez más, esta vez en los medios.

Y sarcasmo aparte, me parece que es un tema con interesantes ramificaciones éticas. Sin creer que los hombres seamos la raíz de todos los males, es interesante cuestionar nuestra utilidad (como machos), en pro de la raza humana, una vez que estos avances (principalmente la partenogénesis, pero también otros avances médicos que han restado importancia al peso de los genes - digo esto, porque la reproducción asexuada impide, precisamente, el traspaso de genes, que es una piedra fundamental de la evolución). ¿Acaso no sería una sociedad más justa, aquella que estuviese libre de las desigualdades inherentes entre los sexos? Y dejar que los hombres mueran, con el paso de los años y tras vivir una vida plena, me parece bastante más ético que un androcidio (como algunas feministas radicales sugirieron, en su momento). Pero por otro lado, además de los argumentos naturalistas, falaces y que no consideraremos, ¿hasta qué punto sería correcto eliminar, aunque pasivamente, a un cromosoma que ha marcado de manera tan radical la historia de la humanidad? Más cuando, excepto por las ya mencionadas feministas, nadie cree que sea una expresión genética dañina (obviando la mayor incidencia de afecciones relacionadas con el cromosoma X, y esas pocas que están vinculadas al Y).

Pero no quiero desvariar, o aburrir a mi audiencia con conjetura seria y divagaciones filosóficas. Así que, como no tengo nadie a quién insultar, acá acaba este artículo. Son libres de comentar.

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