Este post da inicio a una serie, ojalá corta, de meditaciones pseudo-filosóficas, de corte moral. Intentaré demostrar más o menos necesariamente algún punto que nos permita desarrollar un sistema ético a considerar. ¿Qué gano con todo esto? Absolutamente nada; es más, probablemente pierda en la ofuscación a las dos lectoras que me quedan. Este no es un post entretenido, por mucho que intente amenizarlo con epítetos variados.
Disfruten, si se atreven.
Parece haber sido un axioma aceptado ampliamente, al menos en la cultura occidental europea, y al menos hasta el s. XIX y los avances de la contemporaneidad, la suposición del hombre como animal racional (o sea, capaz de razón). Tengo entendido, sin embargo, que la definición actual, más bien, califica al hombre como el ser capaz del lenguaje. Sin ahondar en lo segundo en profundidad, dada mi ignorancia (más bien, falta de cultura) sobre el tema, procederé a refutar la primera afirmación.
Para refutarla, es preciso definir en primer lugar la Razón. Pareciera haber un vínculo muy importante entre ésta y, en primer lugar, el conocimiento; sucesivamente, podemos vincularla con la verdad. Ya Platón diferenciaba entre la opinión y el conocimiento, caracterizando al primero como proveniente de la percepción sensorial, y reservando las funciones del intelecto (¿la razón?) al segundo exclusivamente, línea que, con algunas variaciones más o menos importantes se mantendría hasta la época moderna. Pues si bien es verdad que Aristóteles reniega de la herencia epistemológica de su maestro, no es menos cierto que el filósofo, de uno u otro modo, confiere una importancia central al intelecto y a su capacidad de permitirnos conocer.
Quizás la primera refutación seria de todo esto provenga de los empiristas o materialistas. No pretendo apuntar nombres en particular, más que nada por una profunda ignorancia sobre el tema; baste decir que existieron opiniones más o menos difundidas que colocaban al saber como dependiente de la percepción, relegando al intelecto a un segundo plano. Con todo, teorías racionalistas las siguió habiendo (la de Kant es muy notoria) y aún hoy en día existen.
¿Qué es la razón, entonces? En pro de la brevedad y la simplicidad, definiré a la razón, sencillamente, como la capacidad de discernir lo verdadero de lo falso. La capacidad de concebir una verdad, que en el fondo es lo que define a todo conocimiento (en tanto el conocimiento, buscando algo, no busca la mentira. Se puede discutir la existencia de una Verdad universal a la que el conocimiento llegue, pero ante el imperativo de clasificar lo conocido - o aquello que se pretende conocer - como más cercano a lo verdadero o a lo falso, dudo que muchos se inclinen por la última).
Y entonces, ¿Qué es la verdad? Antes de formularse esta pregunta, quizás sería menester formularse la pregunta simplificada: ¿Es (i.e. existe) la verdad? Una explicación circular (y la única de ser verdadera más allá de cualquier cuestionamiento, hasta donde sabemos y no creemos) sugeriría que, dado que el conocimiento busca la verdad (cualquiera sea ésta), necesariamente debe existir la verdad. Por otro lado, podríamos negar la existencia de conocimiento, con lo que el requerimiento de verdad pasaría a ser vano; el problema ante esto, es que pareciera ser que terminaríamos negando a la razón, lo que haría toda esta meditación absurda.
Sin embargo, no es tan así. Podemos negar la capacidad de conocer, el conocimiento en sí, pero para negarlo debe haber una duda - ¿Y qué es la duda, sino poner en jaque la verdad de una preposición determinada? Es, en el fondo, una operación estrictamente racional, o al menos requiere de la razón para resolverse.
Podría concluir este ensayo en este punto de aporía, concluyendo que, hasta que alguien no me demuestre conclusivamente la existencia de conocimiento, somos una especie irracional. Sin embargo, intentaré probar de modo positivo esta tesis:
En cuanto al conocimiento, o bien existe, o bien no existe. Si el conocimiento existe, es necesario que exista la verdad (una verdad, cualquier verdad); de lo contrario, la verdad podría existir como no existir. Mas si existiese una verdad, la noción de concebir dicha verdad sería conocimiento, con lo que necesariamente éste debe existir en algún plano - aún si fuese inefable o imposible para nuestra capacidad limitada. En definitiva, y para esclarecer un poco este pasaje particularmente confuso, o bien existe conocimiento y existe verdad, o bien no existe ni conocimiento ni verdad alguna; la existencia de uno presupone la existencia del otro, y por ende podremos tratarlos, a efectos prácticos, como equivalentes.
Hablemos, entonces, de la verdad - recordarán que aún no hemos resuelto la interrogante sobre su propia existencia. La verdad, pues, puede o existir o no existir. Si existe, además, puede ser única o múltiple de muchas maneras. Si la verdad no existiera, el conocimiento tampoco existiría, con lo que técnicamente no podríamos saber que la verdad no existe, y caeríamos en un estado de desconocimiento absoluto. Sin embargo, al hacer este ejercicio no estaríamos sino dudando, lo cual presupone un conocimiento (o sea, un valor de verdad... etcétera) del que se duda, así como el conocimiento de nuestra propia capacidad de duda (y algunas otras cosas más que le podría seguir robando descaradamente a Descartes). Convengamos entonces en que existe la verdad, o una verdad.
Si la verdad existe, puede ser única y universal o múltiple. Es aquí en donde el campo se torna (más) pantanoso, pues esta discución no ha sido zanjada. Baste decir que, sin verdad universal, nos costaría mucho encontrar un punto en común sobre el cual discutir objetiva y racionalmente sobre cosa en absoluto; Aristóteles sugiere que se perdería el lenguaje, pero yo no asumiré tanto.
Si existe verdad única y universal, sin embargo, esta debiera poder ser percibida por la razón automáticamente. Después de todo, la única función de la razón consiste, precisamente, en discernir a la verdad, y siendo ésta única, no hay demasiadas opciones en las cuales perderse. O bien algo es verdad, o no lo es. De cualquier modo, debería haber - además - consenso al respecto, al menos entre todos los hombres racionales.
Y consenso, a menos que adoptemos teorías solipsistas que descarten también a la psiquiatría, es lo que menos hay. No existe, o no vemos, una verdad única, lo que nos coloca peligrosamente cerca de la irracionalidad bestial. Podría escribir muchas más líneas que apoyaran esta hipótesis, pero busco una confirmación sin mayores rodeos. ¿Somos o no somos racionales?
Y si somos racionales, significa que somos capaces de discernir la verdad de la falsedad - sin embargo, existen múltiples verdades, por lo que en la práctica ocurre que somos los únicos jueces para cada verdad particular, que no se aplica en los mundos exteriores a nuestro solipsismo. Ya es misterioso de por sí, que una única operación (o conjunto de operaciones) como la razón dé resultados tan disparejos, pero además tenemos lo siguiente: Si cada verdad es personal y distinta para cada uno de nosotros, las cosas que para los otros son verdad para nosotros son falsas, y su juicio, visto bajo el lente de nuestra racionalidad, serán irracionales. En otras palabras, todos los otros seres humanos serán, para cada uno de nosotros, irracionales en mayor o menor medida, quedando cada uno encerrado en la aporía de su propia racionalidad. Y, puesto que yo he elegido dudar de mi propia racionalidad (puesto que, a decir verdad, no tengo ni idea qué es la verdad - sólo sé que no sé nada), concluyo que no somos los seres racionales que creíamos, sino que no nos elevamos del nivel de las bestias más que por una exagerada longevidad y una apariencia pueril y endeble. Por cierto que ustedes, lectores, pueden concluir que sí son racionales, sola y únicamente ustedes - pero a efectos prácticos, ¿Importa realmente?
¡Uf! Dios, espero que esto no sea tan confuso como me parece que es. Tengan en cuenta que es un borrador, que hay muchas conclusiones a las que salto que no son necesariamente así, y que estoy abierto a comentarios. La próxima vez, discutiré la factibilidad del lenguaje y la discución - hasta entonces, les dejo este textillo de tarea. Preguntas, comentarios y correciones, acá abajo o a mi correo.
¡Nada más! Adieu.
En un primer intento, me superó... lo siento... intentaré de nuevo
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