20070925

El fascista que se lleva dentro

Quiero que sepan, primero, que he suspendido la escritura de lo que, con mucha suerte y tiempo, podría llegar a ser una novela exitosa (pero no creo, soy demasiado talentoso para eso, ja, ja). Sarcasmo aparte (no, es verdad lo de la novela, en sí) hay un tema que, en este último tiempo, me ha quitado el sueño. Bueno, dos, si contamos las fiestas que se organizan acá y que, técnicamente, me quitan horas de sueño que luego me veo "obligado" a recuperar por la tarde. Sin embargo, si hubiera escrito este blog de acuerdo a mi vasta experiencia etílica, probablemente no hubiera obtenido el reconocimiento que actualmente tiene, o en otras palabras, alguien lo leería.

Sin más viajes por las ramas de la divagación intelectual, creo que el título que encabeza este post lo dice todo. Dice, al menos, de qué trata este artículo: Sobre el fascista que todos, sí, tú y yo también, el fascista que llevamos más o menos dentro. En algunos es patente en algunas cosas que podrían juzgarse de menor importancia: Yo, por ejemplo, tengo un problema al aceptar ciertas tendencias "artísticas", no precisamente porque se salgan del molde sino que porque creo que son una excusa para ocultar la mediocridad del supuesto artista - a los ojos de alguien más, sin embargo, esto puede asemejarse a ciertas medidas de gobiernos totalitarios, como la infame quema de libros. De cualquier modo, creo que todos estamos de acuerdo en que, en mi caso y en el caso de aquellas personas que han recibido una formación basada en la razón, la tolerancia, y cierto objetivismo, este fascismo se presenta de forma y no de fondo - estoy plenamente de acuerdo con aquella famosa frase de Voltaire, la de estar en desacuerdo pero defender la libertad a que se exprese la posición que me es contraria. Búsquenla en internet, todo el mundo la conoce en todo caso.

Lamentablemente, aquellos que adherimos a la liberalidad intelectual somos cada vez menos. Porque es más difícil, porque es menos cómodo, o sencillamente porque los poderes fácticos destruyen bajo cualquier medio, intencional o no, la capacidad de crítica, un porcentaje cada vez mayor de personas optan por manifestarse a favor del totalitarismo, arrastrando consigo a la sociedad (que es, en el fondo, no más que la suma de dichos individuos, por mucho que más de algún sociólogo se resista). Ejemplos sobran, sin embargo, citaré dos, a continuación:

El primero de estos ejemplos, la verdad, no es el primero, ni en orden cronológico ni en importancia, relevancia, trascendencia, etcétera; sin embargo, lo tomaré como primer ejemplo por tratarse de un caso más general y que necesita menos explicación para apoyar mis puntos. Ocurrió, pues, que en una universidad gringa dictaba una conferencia el senador estadounidense, John Kerry. Y, como buena conferencia, al final de ésta se permitió a miembros del público formular preguntas al Honorable, mediante un micrófono abierto. Un joven, que luego se filtró (misteriosamente, para aquellos que no nos tragamos cualquier cosa que salga en los diarios) tenía una "tendencia" a jugar bromas y a llamar la atención, aprovechó la oportunidad para formular una serie de preguntas a Kerry, algunas más verosímiles que otras; preguntó, por ejemplo, acerca de un posible desafuero de George W. Bush, así como de una supuesta pertenencia del ya mencionado Presidente, y del Senador, en una logia de nombre piratístico - al hacer estas preguntas, se excedió de su tiempo. Él, sin embargo, en vista de que aún no terminaba de formular sus preguntas (o de jugar su broma), continuó hablando, tras lo cual se le cortó el micrófono y la policía procedió a sacarlo del lugar. Al resistirse, le aplicaron un arma no-letal conocida como Taser, que hace pasar cierta cantidad de voltaje por el cuerpo del supuesto criminal. En otras palabras, al chico lo electrocutaron por preguntar.

Ahora bien, uno podría imaginar el repudio universal a semejante brutalidad policial... pero no. En un foro que solía frecuentar, se discutió el tema, y rápidamente se formó una opinión que estaba a favor de esta conducta, por los siguientes motivos:
1.- Los policías le dijeron que desistiera, y no lo hizo: ¿Y si la policía me dice que me tire de un puente, qué? El hecho es que el joven se resistió, uno, porque es su sagrado derecho, y dos, porque no estaba cometiendo ningún crimen. ¡Pero no puede comportarse así en una instancia como aquella! Aparentemente, romper con ciertos esquemas de conducta es justificación para una electrocutación. Cuando apunté que la resistencia era algo que había lanzado a la fama a otras figuras, en vez de ser condenadas (por las mismas personas), se me tildó de retardado - pasa, a menudo. El fascista, sabiéndose en inferior posición intelectual, a menudo recurre a descalificaciones personales - es verdad que, al menos en esta ocasión, mi argumento fue un tanto confuso (acá lo resumí, obviamente) y tal vez no se me entendió pero, de cualquier modo, es una actitud típicamente fascista rebajar al otro a la categoría de "subhumano": "Retardado", "subversivo", "impuro". Póngale el epíteto que quieran.
Mención aparte merece el argumento de autoridad como justificación de toda la brutalidad: "Si te lo dicen, hazlo". Es el fin de la conducta crítica, ejemplificada en semejante argumento. No pretendo llamar a la desobediencia civil... bah, sí, pretendo llamar a ser desobediente y a analizar con el más duro espíritu crítico, todo. A Descartes le fue bastante bien, eh. Pero claro, Descartes fue filósofo y matemático, y una de las mentes más brillantes de una época plagada de mentes brillantes; el común vulgo de la gente, sea por el motivo que sea (bien falta de educación, bien genes impuros, bien voluntad divina) no posee semejante capacidad de crítica, es cierto. Pero bien podría darse cuenta de que este caso es uno claramente injusto, y que el chico no "recibió su merecido" porque no merecía nada en particular.
2.- De cualquier modo estaba bromeando: ¿Y? No se sabía en su momento, punto uno. Es como decir que hay que exonerar a un asesino "porque su víctima le pegaba a su mujer, de todos modos". ¿Hace eso el hecho más excusable, por casualidad? La legítima defensa, en los países en donde existe como resquicio legal, permite su utilización para excusar ataques motivados por la defensa propia o ajena, pero de cualquier modo inmediata; no cubre la venganza, ¿Por qué habría de cubrir los hechos reprobables pero definitivamente ajenos del pasado?
Eso, como primera cosa. En segundo término, ¿Qué importa si estaba bromeando? ¿Acaso eso le quita derecho a expresarse? Su intención no importa, excepto al policía moral que busca ajustar a todos a su propio código arbitrario de conducta - una característica de los regímenes totalitarios es la persecución del pensamiento por sobre la prosecución, en sí, de los actos criminales - de allí que se habla de "crímenes (y presos, y todo eso) políticos". Incluso en democracia, existe un vestigio en la figura de los crímenes terroristas o aquellos en donde se aplica la Ley de Seguridad del Estado: cualquier crimen, como por ejemplo incendiar cosas, pasa de ser un crimen menor contra la propiedad a ser merecedor del anatema, y de muchos años tomando sol a cuadritos, no porque el crimen sea menos severo (muchas veces lo es, sí) sino que porque quien comete el crimen lo hace con una intención que atenta contra el Estado. Es una soberana estupidez, y de hecho estas leyes son aplicadas al arbitrio de personas sin escrúpulos, que reciben críticas bastante coherentes de todos los sectores con algo de decencia. De muestra un botón: A los mapuches se los juzga con estas leyes absurdas, mientras que si yo voy a Santiago y quemo una micro, me darán poco tiempo (a menos que lo haga con una bomba Molotov, pero eso es otro tema).

En conclusión, tenemos una sociedad que busca excusas para, básicamente, defender lo indefendible: Que una conducta que se sale de la norma, que no se ajusta a lo que se espera, en otras palabras, cagar fuera del tiesto, merece la más dura de las penas. Si alguien no puede ver el germen, y mucho más que el germen del más hipócrita de los fascismos, es un pobre ciego y un iluso. Incluso aquellos que defienden el derecho a la crítica, siempre que lo hacen exigiendo un marco legal, es como si lo prohibieran. La crítica no puede poseer forma más allá de la razón, y ésta sólo porque se permite así una contracrítica - incluso aquellas críticas que poseen forma de una seguidilla de insultos deben ser permitidas y escuchadas, de cualquier modo.

Vamos a nuestro segundo ejemplo: Un carabinero, esto es, un miembro de la policía uniformada chilena, ajusticia a un chico porque éste injurió a su hijo (al del carabinero). Y cuando hablo de ajusticiar, hablo en serio: Lo puso de rodillas, y lo mató con su arma de servicio, con un balazo en la nuca. Sin embargo, a pesar de este hecho, la gente pide más poder para los cuerpos policiales, por ejemplo, porque otro carabinero fue asesinado en un tiroteo el 11 de Septiembre pasado. No es que esté de acuerdo con matar a una persona, pero creo que este segundo caso tiene más de defensa personal que el primero, y sin embargo la gente, el vulgo, está muy decidido a la hora de tomar un bando: El de la autoridad. No importa que esta autoridad sea ejercida por seres humanos iguales o peores a cualquiera de nosotros, como nos muestra el primer ejemplo; se condena la rebelión por sobre el acto mismo del asesinato, y esto, como pocas cosas, define al fascismo en su espíritu. Pueden formarse paralelos con la desaparición de los "subversivos" durante la dictadura argentina, y expandiendo un poco el significado de la rebelión, puede perfectamente extrapolarse al Holocausto (esos judíos que existen en el espacio de la Raza Aria, ¿Cómo no va a ser rebelión?). Al menos justifica el Lebensbraun, y las invasiones que eso conlleva, también conocido como Segunda Guerra Mundial. De cualquier modo, existe una incuestionabilidad de la Autoridad que viene a justificar mi primer punto, y en general mi tesis: Se lleva un fascista por dentro. Y un fascista que va al fondo, y no a la forma. A la crítica, y no a los ruidos destemplados. A la arbitrariedad y no al conflicto. A... en fin, ustedes entienden.

¿Comentarios, dudas, insultos? Aprovechen, abajo.

1 comentario:

  1. Agrego un dato no menor al ejemplo 2: el chico ajusticiado era un niño. Tenía algo así como 11 años, y se había peleado con el hijo del paco, como todos los chicos del mundo pelean. Pienso en el miedo que ese pequeño tuvo en los minutos previos a morir y me duelen las tripas...
    Comentario general: la defensa de las libertades de las personas en este sistema que sufrimos es, como todo, una pose. Cosas que se dicen porque está bien que se digan. Lo políticamente correcto. Basta llevar la reflexión hacia los extremos para que se produzca la tensión, que termina invariablemente en la descalificación, hasta de los más progresistas. La gente como que colapsa, falla general de sistema. Hay ciertos ámbitos incuestionables, como sagrados, y ya sabemos que los dogmas religiosos nada bueno se traen.
    Yo creo que tensionar es sano. Al fin y al cabo, es un ejercicio intelectual, nadie saldrá herido. Y podemos evitarnos harta violencia con ello. Opino también que el chico electrocutado estaba haciendo un aporte, los actos de locura, en el sentido de romper con los paradigmas de lo que conocemos como la realidad, son sanos y son bellos. Pero claro, la locura atemoriza. Y Pah! electroshock. Qué distinto sería todo si dejáramos a la locura entrar más seguido en nuestro cotidiano...

    ResponderBorrar