20070113

No eres chocante, eres un desperdicio de oxígeno

En estos días, se ha puesto de moda por parte de algunos mal llamados artistas, el montar actos cuya principal atracción no consiste en la calidad de sus obras, sino que meramente impactar. Ustedes saben, actos chocantes, grotescos, asquerosos, etcétera. Pero, ¿sólo en estos días? Qué digo, más o menos desde que el hombre es hombre, se ha esmerado en impactar al prójimo; es verdad, antes prefería construir grandes monumentos, o crear artefactos más y más complejos, pero desde el renacimiento, más o menos, es que el cuestionamiento de la moral ha impulsado a algunos (verdaderos) genios al estrellato (por falta de una mejor palabra).Entonces, no deja de ser sorprendente que estos tipos, que evidentemente carecen de habilidad artística, reciban aunque sea la más ínfima sección en algún periódico, cuando la idea tras lo que están haciendo ya tiene varios siglos de antigua.
Últimamente, algunas exposiciones han tratado exclusivamente de obras hechas con excremento y otros desechos humanos. "Arte" dirán ustedes, mientras airean su Cabernet Sauvignon y sacan un quesito... ¡Pero no! Arte, es lo de Van Gogh. Lo de Da Vinci (no sólo las pinturas). Arte es... bueno, es difícil de describirlo, y no me corresponde hacerlo, pero si algo es arte, ese algo no es un excremento con pepitas de oro; y si no me creen, hagamos este sencillo experimento: ¿Qué les dice un excremento con pedacitos de oro? "Ah, el tipo se tragó un río y ese tenía pepitas de oro..." sí, muy inteligente, excepto que... hm... no. "Es que es una expresión artística que está fuera de tus capacidades, bla, bla, bla..." Hm... tampoco. No, la verdad, no dice nada. La verdad es que el único atractivo que tiene eso, es que es un pedazo de mierda, y lo están exhibiendo. ¡Hey! Yo también puedo armar una exposición así, y sólo les cobro un McCombo con papas grandes y Coca-Cola, en vez de lo que tendrán que pagar por ver ese excremento (que no es barato). Hasta les puedo convidar de las papas, miren qué ganga.
O pintar todo un cerro... del mismo color. Sí, es bonito pintar cosas, incluso cosas absurdamente grandes. Las líneas de Nazca son bonitas. ¿Pero todo del mismo color? Es increíblemente aburrido, por no decir anti-ecológico; digo, si el cerro se viese bien rojo, probablemente sería rojo desde un comienzo (hay cerros rojos). Y no importa que digan que la pintura es biodegradable porque dicen eso hasta de los pañales, y además, podríamos usar esa pintura en otras cosas más útiles (estéticamente hablando) que pintar un maldito cerro.
En fin, como conclusión (no tengo ganas de escribir mucho hoy), el arte que busca impactar no es arte. Es asqueroso, y punto.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario